Lección 1

Una creación de bondad y amor

27 Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, 28 y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo». 29 También les dijo: «Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla; todo esto les servirá de alimento. 30 Y doy la hierba verde como alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se arrastran por la tierra”. Y así sucedió. 31 Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ese fue el sexto día.

 

Verdad central

Dios nos creó para tener una relación de amor y propósito con él.

Introducción

El pasaje de Génesis que ahora meditamos intenta descubrir la razón y el propósito de este ser «poco menor que los ángeles» y que ha sido coronado de gloria y honra, como describe el poeta del Salmo 8 a la criatura humana. El ser humano fue diseñado para deleitarse en su Creador, para encontrar en su presencia y su poder su gran consuelo y fortaleza. La comunión con Dios es una profunda necesidad de todo ser humano, aún si reconocemos esa necesidad o no. La comunión con Dios es la forma en que fuimos creados para funcionar, y es en última instancia, acerca de una relación muy amorosa y muy presente con el Creador trino.

Cuerpo

1- La iniciativa es de Dios

¿Para qué fuimos creados? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? ¿Para qué estamos acá en la tierra? De generación en generación, el hombre se ha hecho estas preguntas. Siempre ha existido un interés por tratar de explicar el propósito de la vida y el por qué estamos aquí. La Biblia tiene mucho que enseñarnos al respecto. La Palabra de Dios en Efesios 1:6,12, 14 nos dice que fuimos creados para «la alabanza de la Gloria de Dios». Fuimos creados para Dios, para alabarle y darle honor y Gloria. ¿Qué sería glorificar a Dios? El Salmo 100:3 dice que debemos «reconocer que el Señor es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos». Reconocer nuestra dependencia total de nuestro Creador nos coloca en una posición adecuada de humildad para saber que somos la razón de una iniciativa divina que trasciende más allá de nuestra existencia.

2- Creados a su imagen con un propósito.

La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual. El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma: «Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente» (Génesis 2:7). Todas las cosas al salir de la mano de Dios son «buenas en gran manera», es decir perfecto para cumplir el propósito que le había sido asignado. De todas sus obras Dios solo creo al hombre y a la mujer «a su imagen y semejanza». Esta expresión se refiere no solo a la inteligencia con la que Dios dotó al hombre, y la inmortalidad que le concedió, sino también a la perfecta naturaleza moral y espiritual que poseía el hombre al principio. La finalidad de esta vestidura de dignidad era un diálogo entre Dios y su imagen, entre Dios y alguien que es capaz de comprender el proyecto de Dios y comprometerse en él.

3- Dios siempre quiso una relación con el hombre.

Dios no tenía absolutamente ninguna necesidad de crear el mundo y al hombre, ya que Dios mismo es la perfección absoluta y no tiene necesidad de nada ni de nadie. Cuando el creó el mundo y al hombre, llevó a cabo el acto más perfecto de generosidad y amor. Siendo que Dios no tiene necesidades, y por ello, no hay nada en Él que la creación pueda satisfacer.

Por lo tanto, fue el acto más perfecto posible de misericordia. Todo acto de Dios lleva en sí el bien más puro e infinito que pueda existir. Su bondad y su amor son las dos cualidades divinas más fundamentales, hasta donde podamos comprender, y obran juntas dando como resultado su propósito. El salmista expresa esto al decir: «El Señor es bueno con todos; él se compadece de toda su creación» (Salmos 145:9). La razón de la existencia del hombre es el deseo de Dios de relacionarse con su criatura y revelarse a él en misericordia y verdad.

Aplicación

Al ser hechos a imagen de Dios, el ser humano posee la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. El Dios de nuestra fe no es un ser lejano, que contempla indiferente la suerte de los hombres.Es un Padre que ama ardientemente a sus hijos, un Dios Creador que se desborda en cariño por sus criaturas y cuyo anhelo más ferviente es revelarse a él en bondad y amor para mostrarle al hombre la razón de su existencia. ¿Reconoce usted el amor y la bondad de Dios al haber sido creado?